dimecres, 28 de maig del 2008

Brasil Parte 4: Chapada Diamantina

Nuestro periplo por el Estado de Bahía, un territorio con la misma superficie que toda España, ha continuado por la Chapada Diamantina. Se trata de un parque nacional en el corazón de este Estado que, como su nombre indica, gozó durante años de ser una de las principales zonas de extracción de diamantes del mundo. En los 80, la zona cayó en desgracia por el descubrimiento de minas mucho más productivas en Sur África, empezando a recuperar el pulso recientemente gracias al turismo de montaña.

De Salvador a Lençois (principal ciudad de la zona) hay un trayecto en Omnibus de 6 horas. Viajamos de noche, ahorrando una estancia de hotel, llegando a nuestro destino a las seis menos veinte de la mañana, totalmente clapados. Por suerte nos estaban esperando en la parada para llevarnos a la pousada “Nossa casa” sin cobrarnos el día de suplemento y dándonos un “café de manhana” que en cualquier lugar de Brasil significa un desayuno a base de: pan, presunto (jamón), queijo (queso), sucos (zumos) de diferentes frutas, fruta fresca variada, café o chá (té), bollos, bizcochos, ovos (huevos)...en fin un manjar para empezar el día con alegría. De hecho, hemos decidido prescindir del almuerzo para concentrar nuestros esfuerzos en el desayuno y la cena. Con esto esperamos ahorrar mientras adelgazamos un poco (que nos conviene a ambos), pero Brasil no es un destino barato y la verdad es que nos estamos pasando del presupuesto.

La Chapada es un lugar hermoso. Es un enorme accidente geológico que se levanta en medio de las llanuras del sertao brasileño (el interior). Una meseta protegida (más bien cercada) por distintos picos de altitud mediana y por donde fluyen infinidad de ríos casi todos ellos con una característica muy especial: el agua es de color rojo. Esto es fruto de la elevada concentración en hierro y materia orgánica dándole un aspecto marciano.



Durante los 5 días que hemos estado por la zona, hemos realizado distintas excursiones. La primera para conocer la “cachoeira de la fumaça”, una cascada de más de 400 metros de altura (dicen que la más alta de Brasil) donde gran parte del agua que cae no llega al final puesto que antes se ha evaporado. Lamentablemente, pese a que acabamos de entrar en el invierno austral, las lluvias no han llegado y la cascada, pese a su innegable altura, parecía más un grifo mal cerrado que otra cosa. En cualquier caso, pudimos descubrir que Joan sigue teniendo miedo a las alturas y que Marta se atrevió a estirarse encima de una piedra suspendida a más de 400 de altura para disfrutar de la vista.

La segunda fue un paseo por el corazón de la Chapada, un camino de 18 km con constantes subidas y bajadas que por encima de todo permitía contemplar una vista panorámica de toda la zona y de las colinas (aquí les llaman morros) que sobresalen por doquier. El camino fue muy agradable aunque cansado y Marta sufrió un poco para llegar al final, más teniendo en cuenta que el día anterior habíamos andado 12 km. 30 km en dos días es más de lo que habíamos andado en el último año!, algunas en toda su vida!

La última, y no por eso menos interesante, fue la que nos dirigió al Poço Açul, una gruta que tiene una obertura en la parte superior por donde entran los rayos del sol y donde puedes bucear por el agua con unas gafas viendo como se torna azul cielo, permitiendo observar su fondo a más de 20 metros de profundidad. Realmente curiosos los efectos ópticos. Lo mejor fue que para llegar a esta gruta debíamos cruzar un río. En principio, se cruza con una barquita dejando el jeep en el otro lado. Sin embargo, Tom, uno de los 3 guías que tuvimos, se aventuró a cruzarlo con el 4x4 que nos llevaba. Como era de esperar nos quedamos justo en medio aunque fue fácil sacarlo empujándolo junto con unos chicos que se animaron a ayudarnos a cambio de unos cigarrillos.

En la Chapada, y una vez más, lo mejor han sido las personas con las que hemos compartido horas de caminatas, casi todos ellos brasileños que nos han explicado un montón de cosas de este país: de política a gastronomía, de cine a música. Todo ello para hacernos comprender que no hay un único Brasil sino un gran país con infinidad de sensibilidades que no se puede mirar de forma homogénea. Entre todas ellas, destacamos a Wongh, una brasileña de origen taiwanés, afincada en Bello Horizonte, médico de la seguridad social y que es un auténtico sol. Ya sabemos que seguiremos en contacto con ella en el futuro. A Bruno, un juez de Río de Janeiro, con pinta de intelectual y de una amabilidad exquisita (se ha ofrecido a hacernos de guía algún día cuando visitemos Río). A Suzie, una mochilera en su tiempo libre, con una vitalidad contagiosa. A Mattias,un fotógrafo amateur, apasionado de Brasil hasta tal punto que está aprendiendo portugués para disfrutar más (ya lleva 3 visitas) de este lugar del mundo. A Aline, una joven gaucha (del Sur de Brasil) histriónica y que buscó cariño y apoyo en todos nosotros en momentos difíciles. También fue interesante compartir estos dias con los guías, todos ellos con un punto rastafari, aunque en especial con César, con quien hablamos de la vida, la muerte y la religión sin llegar a ningún acuerdo.


Lo peor, el precio, muy caro por unos paseos sin ninguna dificultad ni riesgo. Creemos que no vale ni de lejos lo que nos ha costado; pero bueno, es lo que hay. En el Pirineo algo similar te cuesta un bocadillo de jamón, un refresco, la gasolina para dejarte en el punto de salida de la caminata y las energías que gastas.

Ahora nos piramos al Estado de Río de Janeiro, pero no a la ciudad sino a Búzios, para bañarnos un poco más en el Atlántico. Nos queríamos quedar en Bahia algo más, sin embargo, cuando hemos comparado una oferta de avión de 45 € (ambos incluidos) con su alternativa, un bus de 25h de Salvador a Río, decidimos cambiar nuestra ruta inicial.


Link a una selección de fotos: http://picasaweb.google.com/ankor73/ChapadaDiamantina


2 comentaris:

Anònim ha dit...

ei que passa!!

ja està aquí el nou post! la maribel ja em va informant de les vostres aventures, però llegirles al blog és molt més guay.

quin lloc més xulo, oi? vosaltres aneu fent contactes que això sempre va bé.

vaya maratons que us esteu pegant, no? acostumats a la scoopy......

marta, ja he vist la teva foto a sobre la pedra, tranki!!

que el joan té por de les alçades ho vaig comprovar pujant a l'elefant, a sant benet. (s'ha de dir que al final vam poder pujar com uns campions, el proper cop escollirem una altra agulla i pujarem escalant)

prsecindir del dinar entaulat és una bona política quan vas per ahí i fas activitat, a més, amb aquests esmorzars.....

cuideu-vos i disfrureu


molts petons

joan

Anònim ha dit...

Hola, només provem amb elmarc si ja ho sé fer bé. M'ha agradat poder parlar amb vosaltres. Un petó, núria