divendres, 5 de setembre del 2008

Nuestro Buenos Aires Querido (2)


Nuestra llegada a Buenos Aires (BA), después de regresar del Sur, fue el reencuentro con esta ciudad, sabiendo que sería la última vez que regresaríamos para no volver en algún tiempo. Ha sido el lugar que hemos podido vivir con más intensidad, hasta el punto de sentirnos casi porteños, aunque sin llegar a serlo. Acá, hemos conocido a gente maravillosa y nos hemos reencontrado con otra.

En estos dos meses por Argentina, y especialmente en BA, nos han venido a visitar Natalia (y su tos), Maribel y Eva. Ha sido magnífico poder visitar con ellas este país. Como siempre, además de lo vivido, quedarán las anécdotas más curiosas en el recuerdo. Con Natalia conocimos el carácter de Fede, un cordobés de lo más raro; mientras con Eva y Maribel descubrimos lo raros que pueden llegar los ingleses, omnipresentes, como James, al que nos encontramos en todos lados sin llegar a mediar con él ni un saludo. También, nos hemos reencontrado con Luis y Yolanda, que viven en BA desde hace un tiempo, y que nos invitaron a una cena a base de Sushis y Sashimis (bendito pescado) en el Jardín Japonés. ¡Gracias por estos momento!

Desde que llegamos en junio a BA tomamos contacto con la ONG Voluntario Global, en la que hemos colaborado hasta el último día en todo lo que hemos podido, excepto cuando estábamos de ruta, que han sido bastantes días. De este paso, nos quedamos con muchos momentos pero en especial con las personas que la forman: Valeria, Jessica, Roxanna (coordinadoras) Steve y otros voluntarios así como con Christian, Eric, Rocío, Noemí y demás niños beneficiarios del trabajo de esta organización. Pero a quien realmente le damos las gracias por el trato que nos ha brindado desde el principio es a Armín. Él también es coordinador de la ONG y no ha mostrado la parte menos turística de la ciudad. Esperamos que algún día nos devuelva esta visita a Barcelona.

Nuestro último paso por BA nos ha permitido ampliar la lista de gente imperdible. Como el grupo de huéspedes casi permanentes del Hostel Carlos Garel, lugar más que recomendable para pernoctar si alguien se anima a visitar esta ciudad. Lo formaban Fabio, un brasileño hippie que recorre Sudamérica vendiendo artesanías; Bruno, un bahiano estudiante de Arte en la Universidad de Buenos Aires y que siempre ríe; Yvan, un joven bretón amante del vino. A esta triada se les une cada semana distintos huéspedes que están de paso, como nosotros, Motoko, una japonesa a la que Joan bautizó como Mokoto y ella, riéndose dijo Moco no!!... o Libby, una americana de Arizona que habla muy bien el castellano. Con todos ellos tuvimos una última cena a base de paella (made in Joan) y finalizamos la noche con una partida de UNO mientras jugaba Argentina contra Nigeria la final de fútbol de los JJOO de Pekín, todo un acontecimiento nacional (sic). ¡Casi se acaban la cervezas del Hostel! Esos días también nos reencontramos con los 3 italianos: los Mateos (el grande y el pequeño) y Marco (en un pueblo, pequeñito...) después de conocernos en el fin del mundo. Con ellos, pese a que luego se pusieron enfermos, descubrimos la noche más alternativa de BA en un sitio lúgubre, con concierto de heavy metal made in Argentina incluido, y con unas litronas de más en nuestra sangre.

Por último, aunque no menos importante, nos reencontramos con Andeka y Ziortza, dos vascos de Bilbo que conocimos en Península de Valdés y que, casualidades de la vida, aparecieron en el Hostel Carlos Gardel. Con ellos y con Armín y su novia,Mechi, hicimos lo que deseábamos hacer en BA desde el primer día que llegamos: ir al estadio de Boca Juniors. Fue en nuestro último día, para ver un encuentro Boca – Lanús. El campo, llamado la Bombonera por la forma cerrada que tiene, impresiona no tanto por su magnitud sino por su verticalidad y cercanía a los jugadores así como por el griterío de la afición que siente los colores con cada pase sea o no de gol, incluso cuando juega el jugador nº 12 que es, sin duda, el mejor. Impresiona, también, por la cantidad de policías que te encuentras para acceder al campo.


Era un partido de riesgo, pues Boca y Lanús no se llevan demasiado bien. Esto nos permitió descubrir que el fútbol argentino es una realidad mucho más dura e intensa que la española, ya que al finalizar el encuentro la policía nos retuvo 45 minutos, tanto a la grada popular (donde estábamos nosotros) como a la Barra Brava (ultras), para evitar coincidir con lo hinchas de Lanús. Sin embargo, cuando nos tocó el turno de bajar las escaleras nos encontramos con ellos pero en forma de orines esparcidos por todas partes y un olor a amoniaco que te quitaba el aliento.

Finalmente, decir que después de 2 meses en Argentina, aún hay alguien que no para de coger, aunque acá sea un verbo que se utilice para otra cosa. Ella lo coge todo: el autobús, el taxi, la carne ; haciendo sonrojar al carnicero setentón que le atendía; la fruta, el móvil... y siempre hay alguien que le recuerda con una sonrisa pícara que no se coge: se agarra, amarra, toma,... pero no se coge !¡BOLUDA!

Fotos.

http://picasaweb.google.es/ankor73/LaBoca

2 comentaris:

Marc ha dit...

Uaalaaaaaaaaaaa!!!!
Pero com tu montes tiu!!!!
Peaso oportunitat poder veure un partit a la Bombonera..Es veritat qeu el terra tremola quan La 12 anima?

i aquí va la cançó del dia:
"tenemos un portero, que es una maravilla,
y para los penaltis sentado en una silla,
y cuando se levanta, le damos chocolate,
ARRIBA BOCA JUNIROS, Y ABAJO RIVER PLATE!!!!"

jejeje

un abraçada,

Marc IO

Anònim ha dit...

En la vuelta a la realidad se acumulan pequeños recuerdos que en el instante en que sucedieron no les dimos importancia, son olores, sonrisas, conexión sin palabras, colores de tarde, caras de sueño temprano y paisajes compartidos despacio con la mejor compañía. ¡He disfrutado muchísimo con este viaje y espero que sea el punto de partida de muchos más! enjoy a lot guapos!