De Sydney volamos hasta Melbourne. Que lejos quedan los tiempos en que los autobuses, las guagas y los taxis colectivos eran nuestros companyeros de viaje. En cierto sentido, los echamos de menos. Sin embargo, en este pais / continente, una de dos, o tienes muchos meses para pateartelo por tierra, o no te queda mas remedio que comprar billetes de avion. Llegamos a Melbourne y nos instalamos en casa de Merce y Fede que, junto a sus hijos, nos acogieron extraordinariamente, y volvimos a encontrar, por pocos dias, esa sensacion de hogar que empezamos a echar de menos.
Cuando llegamos ya estaba en marcha el Open de Australia, un acontecimiento que se vive en todos los rincones de esta ciudad, con pantallas gigantes por todos lados, y gente presenciando los partidos pese al calor sofocante que empezaba a hacer, y que mas tarde se convertiria en una de las peores olas de calor que se recuerdan en este rincon del mundo. Intent
amos conseguir entradas para ver a Rafa Nadal, pero como jugaba en el Rod Laver Arena, ya estaban vendidas desde hacia bastante tiempo. Asi que nos conformamos siguiendo sus pasos por la TV y disfrutando tanto del partido de semis con Verdasco (por aqui decian que uno de los mejores de la historia del torneo) como por contemplar las lagrimas de Federer en la final. No es por criticar, pero no se entiende como un 13 veces ganador de Grand Slams reacciona asi despues perder. En cualquier caso, si Federer ya era casi un heroe por aqui, desde ese llanto ha pasado a ser hijo adoptivo de los australianos. Ya lo dicien: quien no llora, no mama.
Visitamos la ciudad un poco por encima. Una vez mas, y como ya nos paso en Sydney, son urbes mas para vivirlas que para hacer turismo. De todo lo que vimos, lo que mas nos sorprendio es ver como la gente salia de los trabajos para comer y en lugar de eso se ponian unas bambas y se echaban a correr. Esta imagen saludable de los australianos, constrasta con la que indica que es uno de los paises com mas obesos per capita del mundo, aunque tenemos entendido que Espanya isn't different en eso.
Alquilamos un coche y n0s piramos hacia Adelaide, donde queriamos asentarnos unas semanitas y hacer un curso intensivo de ingles,
pasando por la Great Ocean Road. Se trata de una carretera que recorre la costa Sur del pais y que une a los estados de Victoria y South Australia. Desde alli pudimos contemplar el Oceano Antartico y catar sus aguas, en las que se nota que cerca de alli hay un pezado de cubito de hielo que las hace mas frias. La ruta es preciosa y te permite contemplar algunos de los paisajes mas habituales de este pais. Tambien se percibe la pasion que tienen los australianos por los deportes al aire libre y en especial los que implican un contacto con el mar. En realidad pensamos que esta gente estan echos de otra pasta, tieniendo en cuenta que por aqui habitan algunos de los animales marinos mas acojonantes, como el tiburon blanco, que muchas veces confunde a los surfers con focas.
Pero seguramente lo que mas recordaremos de estos 1.100 km que recorrimos en tres dias es nuestro primer contacto con dos de los animales mas caracteristicos de Australia: los Kanguros y los Koalas. Son bestias realmente curiosas. Los primeros tienen un cara bastante divertida y con esos saltos q
ue pegan es dificil tomartelos demasiado en serio. Francamente, son mas graciosos que otra cosa. Es sorprendente ver que en este pais, en lugar de perros y gatos aplastados por los coches en las carreteras, lo que uno se encuentra son Kanguros en sus margenes. Los segundos, son realmente como peluches, que uno podria llevarse a casa y poner encima de la cama. Se pasan horas durmiendo en los codos que forman las ramas de los eucaliptus y se mueven a camara lenta, con una carita de pinyon que te rompe el corazon. Marta esta totalmente enamorada de estos bichos. Por eso, mas que la Great Ocean Road para nosotros este trayecto sera la Ruta de los KK's... aunque luego se pueden ver en todas partes.
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