diumenge, 21 de setembre del 2008

San Pedro de Atacama. ¡Silencio!: ¡Estrellas!

En San Pedro de Atacama hemos podido experimentar como se vive sin luz. Este pequeño y acogedor pueblo sufre cortes recurrentes de suministro a la espera de que una compañía española repare las viejas subestaciones. Por eso, sus habitantes deben agudizar su ingenio para mantener sus negocios en marcha con pequeños generadores que en algunos casos deben ubicarlos en las aceras de las calles. Sin embargo, estos apagones permiten disfrutar, cada noche, del que dicen que es el segundo mejor cielo del mundo para contemplar las estrellas. El primero sería en un altiplano de la Antartida, pero allí los astrónomos se congelarían. Es por eso que en el desierto de Atacama, a 2.500 metros y en la zona con menor pluviometría del mundo, están instalados algunos de los telescopios y observatorios más potentes.

En este lugar, cuando andas por la noche por los caminos sin asfaltar y con la ciudad a oscuras es muy fácil tropezar con alguna piedra en el camino. La mayoría de las veces no es por torpeza, sino por estar mirando al cielo, sobrecogido por el espectáculo que tienes encima de la cabeza. De hecho, para entender un poco mejor lo que estábamos viendo, contratamos un “Space Tour”. Se trata, simplemente, de mirar el cielo en compañía de un astrónomo profesional. Para eso, nos llevaron a las 9h de la noche hacia un punto alejado del desierto, libre de cualquier contaminación lumínica, donde un francés ha instalado su negocio de “contemplación estelar”. Con la ayuda de distintos telescopios (hasta 7), algunos de ellos muy potentes, así como punteros láser que parecían alcanzar las estrellas, aprendimos a reconocer constelaciones: la Lyra, el Cisne, Pegaso, Orión, el Calcetín... algunas de ellas fruto de una imaginación desbordante o de una dosis demasiado alta de San Pedro, un derivado alucinógeno de un cactus muy usado por los indígenas de Atacama.

Nos explicaron que los astrónomos se han dedicado a contar el número de estrellas que se pueden observar sin ayuda de telescopios. ¡Ya es tener moral! Lo que sorprende es saber que sólo se pueden ver unas 6.000, la mitad por hemisferio. También nos enseñaron a orientarnos en el hemisferio sur, gracias a la Cruz del Sur y las nubes de Magallanes. Éstas dos galaxias, junto a las estrellas Vega y la Polar (en el Hemisferio Norte) son las 4 únicos objetos celestes que se pueden observar a simple vista y que no forman parte de la Vía Láctea. De hecho, durante los días que hemos estado en San Pedro, hemos tenido la suerte de que no había Luna, permitiéndonos contemplar la nube de gas que encierra nuestra Galaxia, lo que te permite divisar el cielo de forma tridimensional. Si en la Patagonia nos sentimos nanomotas de polvo, ante tamaño espectáculo hemos decidido claudicar y reconocer que no somos nada, ni nadie, a escala Universal.

En San Pedro de Atacama, que dicen es el pueblo más caro de Chile, no sólo se disfruta de noche. Justo cuando amanece, impresiona acercarse hasta los campos geotérmicos de El Tatio y observar decenas de géisers. Ubicados a 4.200 metros de altura, emanan agua a más de 80º y forman un conjunto de columnas de agua que se convierten en vapor al contactar con la temperatura exterior, ni más ni menos que 15º bajo cero a esas horas. Collons quin fred! Lo mejor es que una vez se ha alzado el Sol puedes bañarte en unas termas naturales que deberían ayudarte a entrar en calor. El problema no es entrar, sino salir y vestirte otra vez a la intemperie, como lo atestigua Joan.

También nos atrevimos a ir en bicicleta hasta el Valle de la Luna, para huir del clásico tour en el que te sientes un borrego. Lo disfrutamos y sufrimos a la vez, ya que a 2.500 metros, bajo un sol de justicia y en un desierto con una humedad inferior al 20%, cuesta mucho más pedalear y respirar, además, te deshidratas rápidamente. Si a esto le añades que no somos grandes amantes del ciclismo, es fácil comprender que 30 km después, y de regreso al hostel, nuestros culos y muslos estuviesen temblando. Sin embargo, el esfuerzo valió la pena, en especial por tener el privilegio de escuchar el silencio del desierto.




1 comentari:

Marc ha dit...

Hola parella,
Molt interessant això de San Pedro de Atacama, però sincerament no us llegeixo molt "anonadats" o "bocaoberts" per les maravelles de la zona... així que em pregunto, Val la pena venir fins aquí?

Bueno, seguiu així i moltes gràcies pel vídeo! gairabé fa por..

una abraçada,